Baloncesto | Diez años de un éxito inolvidable

España celebra diez años del oro mundial de Lisboa

Gasol, Reyes o Navarro estaban en aquella Selección júnior

<b>LOS REYES DEL MUNDO. </b>De izquierda a derecha, en el sentido de las agujas del reloj: Carlos Cabezas, Berni Rodríguez, Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Germán Gabriel, Felipe Reyes, Raúl López, Soulemaine Dramec, Francesc Cabeza, Julio González, Félix Herráiz y Antonio Bueno.
Héctor Martínez
Nació en Madrid en 1969. Licenciado en Ciencias de la Información (Periodismo) por la Universidad San Pablo CEU. Entró en el Diario AS en 1991. Hasta 2017 ejerció como redactor en las secciones de Baloncesto, Cierre, Más Deporte, Fútbol y Motor. En 2016 es nombrado redactor jefe de la sección de Motor. Desde 2017 es subdirector del diario.
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Fue en Lisboa, que es como decir en casa, aquí al lado. El 25 de julio de 1999 España conquistaba el primer Mundial de su historia. Oro júnior. "El próximo reto será vencer a los marcianos. Es lo único que nos falta", decía Raúl López, un chaval de Vic que entonces no imaginaba jugar en el Real Madrid o en la NBA. Lo haría. Y España vencería "a los marcianos", pues no se entiende de otra forma el oro logrado siete años después en el Mundial de Japón. El 25 de julio de 1999 éramos capaces de ganar a doce americanos que ansiaban un futuro NBA. Diez años después, incluso nos permitimos el lujo de ganar la NBA.

Carlos Sáinz de Aja era el seleccionador en aquella final ante Estados Unidos (94-87). La estadística dice que Raúl López, Navarro, Cabeza, Reyes y Gabriel formaron el cinco inicial. Pau Gasol era suplente, sí, y el roster de aquel campeonato contaba con jugadores que hoy día no están en primera línea de fuego como Francesc Cabeza, Julio González o Félix Herráiz.

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'Bomba'.

El tiempo es caprichoso y hace que a Rodríguez, escolta del Unicaja, lo llamáramos entonces Bernardo y ahora, con diez años más, simplemente Berni. Y que la acción de Navarro que Tomás Roncero definía como "anotar con una especie de bandeja en extensión desde tres metros, que le permite bombear la pelota como si fuera un gancho frontal...", se resuma en una palabra: Bomba. Es lo que tiene hacer fácil lo difícil. Como aquel oro. Como todo lo que ha venido después.

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